Llega el frío de nuevo, solo el viento me hace despertar de otro sueño maldito... Oscuridad, miedo, desesperación y sobre todo decepción. Todo me atormenta al girar la mirada hacia ninguna parte, sigo en ese desierto de incertidumbre que puebla mi alrededor. Hasta que apareces...
Malherido y lleno de golpes y heridas, decides bajar para curarlas, aún trato de entender porque cuando miro tus ojos. Verdes cual prado en todo su esplendor, pero de aspecto vidrioso, como si una lágrima estuviese a punto de recorrer tu mejilla de ángel. Entonces oigo una voz... "Ayúdame...". Intento desperezarme rápido para entenderte mejor. "Ayúdame, estoy sola en este infierno terrenal, quiero volver a mi lugar".
Yo no sabía como poder hacer nada, estaba herido de muerte y veía mi final acercándose... Pero me tiraste hacia un abismo, profundo, negro. "Ya está, se acabó..." Hasta que perdí la sensación de estar cayendo en picado. Sino de flotar por el aire. Me agarras a mi costado para que no caiga hacia mi muerte. Me salvas la vida... Y me haces volar alto... hasta el cielo que quieres resucitar.
Este es solo el comienzo de algo por el que vamos a luchar hasta el final, solo es un comienzo de una eternidad, una misión sin fín, un destino al que llegar. Mis heridas están aún sin curar... El camino acaba de empezar. El diario empieza a escribirse...
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