domingo, 28 de septiembre de 2014

Diario a una diosa: Comienza el sueño

"¿Quién eres?"... "Hola!! ¿Me puedes escuchar?" Ni una sola respuesta recibo de tus labios de carmesí. Sólo una mirada cómplice la cual hace que yo tenga sensaciones encontradas. De calma porque, por primera vez, veo unos ojos que me inspiran confianza, pero tu silencio hace que tema por lo peor. Quiero equivocarme... Y tu lo haces.

Me haces levantarme del sitio en donde estamos sentados y te conviertes en una águila blanca. Yo no salgo de mi asombro cuando tus garras van a parar a mi brazo y me arrastras por el cielo. Al contrario de lo que me esperaba, no me duelen esos agarrones, no hay sangre saliendo de mis venas. Solo sigo notando el frío que parece caracterizarte.

Empiezas a elevarme más allá de las nubes y me enseñas un castillo. Parece de ensueño. De lejos parece hecho de cristal, pero se ve de cerca que incrustados están millones de diamantes. La vista no puede ser inmejorable. Es la mejor vista que he visto jamás en mi vida, aunque esta algo empañado por las últimas heridas que tenía que aún estaban abiertas.

Sin darme cuenta me lanzas a la cama de la que supongo que es mi habitación, todo blanco, pero no es tan tétrico como un hospital, hay ciertos destellos dorados que hacen que el ambiente sea más bonito y, si me apuras, romántico. Aún anonadado, me giras la cabeza y susurras algo: "Quédate aquí, solo quiero recuperarte". Te vas y llega la noche, muchas preguntas en mi cabeza. ¿Qué hago aquí? ¿Por qué me pide que me quede? Y sobre todo, ¿el qué quiere recuperar de mí? Mientras tengo esas dudas, aún sigo sin hacerme a la idea de que uno de mis sueños a cumplir ya ha empezado...

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