martes, 24 de junio de 2014

Reminder: mi primer relato

Sí, se supone que yo no debería estar aquí con el blog itinerante, pero me ha dado una especie de morriña sobretodo por una cosa que quería enseñaros. 

Como dije en su momento, esta no es la primera vez que escribo, hace algunos años ya escribía en el periódico de mi instituto y hoy quería compartir el que fue mi primer relato en este mundo de la escritura. Algo chungo y tristón, pero estoy seguro de que, por lo menos, os gustará aunque sea un poquito, ahí les va: 

Encerrado en los sentimientos

Nunca imaginaste que te maltratarían de esa manera. Pero lo hicieron. Y además sin justificación ninguna. Ya te esperabas que tus padres te dijesen algo por los gritos que les mandaste. Pero lo que sucedió después fue sobrepasar el pico de tu sufrimiento. Encerrado en tu cuarto sin poder salir a ningún lado... Sólo te consolaba ella. Esa chica en el chat, lejos de tu alcance, a varias horas de avión que t alegraba aquel castigo y aparte... alegrando tu corazón. Una noche dices: “Estoy cansado de esta vida, ojalá te pueda ver, cuanto antes”.


Al día siguiente te sacan y te arrastran a la puerta, ves a unos hombres con uniformes del ejército y entonces recuerdas aquel mal augurio que te dijo tu padre hace muchos años. “No puede ser”. Lo es y te llevan. ¿Tu destino? Una “academia” militar.
Lo pones entre comillas porque nada más entrar allí te encuentras con el paisaje desértico de fondo, el edificio blanco por fuera, pero negro por dentro, y con la cara de muchos chicos. Algunos tristes y otros indiferentes a su situación. Nadie habla con nadie, así lo estipulan en las normas que el general te grita hasta dejarte medio sordo.
Pasas el peor mes de tu vida, gritos, golpes, amenazas por parte de los otros chicos... Uno de esos días sientes una voz en tu cabeza, no sabes de quien y te dice “Mira a tu izquierda” Te giras. La cara de sorpresa, ilusión e incertidumbre no podía estar clara. Estás a 100 Km. de ella... Esa chica, con la que te hablabas cuando te encerraban en tu habitación, la tienes muy cerca y muy lejos a la vez. Y tu corazón y tu cabeza conectan. Tienes que salir de allí, cueste lo que cueste.
Dos semanas observando el cuartel, sus muros, sus vallas, todo para hurgar el plan. La poca relación con tus otros compañeros favorece tu fuga. La pasividad de los guardias también está a tu favor. Por fin llega la noche...
Ese momento del día en que la única guardiana que mira pero que no se inmuta a lo que ve es la Luna. Ella es la única que te ilumina. Sigue esa voz en tu cabeza y no paras de escucharla. “Ven, mi corazón te espera” Y haces todo tal y como lo planeaste. Buscas aquel muro relativamente pequeño pero muy duro para escalarlo. No tienes tiempo ni para pensarlo. Empiezas a subir. Los cortes en tus brazos y piernas no cesan. Pero sigues mirando hacia arriba, nunca atrás y entonces llegas al tope no puedes más. Pero bajas de un salto y la que te espera ahora es un calvario. 100 Km. Sólo, sin nadie.
Pero la sientes muy, muy cerca. Nada más que caminas a no sabes ni a donde, sólo sigues lo que dice su voz. Y recuerdas la foto que te enseñó ella de su pueblo y sólo esperas ver ese oasis entre tanta arena y tanta soledad. Pasas 4 días con sus 4 noches, caminando sin parar, y comiendo todo tipo de bichos tal y como veías en un documental de supervivencia. Cuando no puedes más, intentas levantar la cabeza y.... ALLÍ ESTÁ!!
Ese pueblo, ese castillo y esas murallas... Igual que en aquella foto... Tanto sufrimiento y sin darte cuenta, estás cerca de ella. Sientes su voz más intensamente y olvidas tus agujetas y tus heridas y corres hacia la plaza principal. Llegas exhausto y las pocas fuerzas que te quedan solo te dan para llamarla, gritar su nombre a pleno pulmón. Y entonces sucede sale ella corriendo, su sonrisa se ha marcado al verte y nada más verla te despiertas. Olvidas todo el dolor, toda la tristeza... todo, solo por verla y besar sus labios...
Últimamente, se ha olvidado lo que quiere decir el ser novio/a y ya solo se va cacho por cacho, sin importar sus sentimientos o sus lágrimas. Aquí quiero volver al perfil de esas personas que luchan de verdad por quién aman y que hoy quedan muy, muy pocos. A todos los que están en el mundo enamorado, sea o no por mucho tiempo, luchen por quien aman, porque así serán no solo mejores novios / as, también mejores personas.

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