Cuenta la leyenda, que hubo un caballero mal amado, su corazón fue herido, nunca sanado, su vida pasa en busca de su princesa, ¿Quién lo amará con tanta sutileza? El apuesto caballero tras un par de tragos encuentra un joven dama en un verde prado, él sin dudarlo se presentó con simpatía, la dama encantada lo invita a hablar otro día. Pasaron las semanas y ellos siguieron hablando, pues el apuesto caballero de ella se había enamorado, su primer beso de amor se lo dio en aquel prado donde la había conocido, para él su princesa sería la reina de su castillo, las horas pasaban y la noche cayó, el caballero a su princesa a cenar la invitó, era una noche espléndida y la noche brillaba , al igual que su diamante rojo por que el caballero de ella estaba enamorada.
Luces oscuras aparecieron para separarlos, el caballero de hundió, su mundo desmoronado y su alma a punto de venderse al diablo. Pero vio el mínimo rayo de esperanza, tragó orgullo, el poco que le quedaba, y decidió esperar. Bajó la mira para que él no fuese el problema. Los caballeros pasaban por su amada destrozándola, el solo pudo esperar.
Incluso hubo una princesa que la ilusionó pero también partió por la mitad a su amada. Sólo salió lo mejor de el, dosis de amor, ayuda y comprensión bajo el escudo de romanticismo. Se aferró mucho tiempo a un clavo que parecía arder, pero solo lo hacía por el calor del cariño de su princesa.
Hoy ese día ha llegado. El verdadero día. El caballero pudo llevar a su amada al reino de los sueños y de las sonrisas, a su dictadura de la sonrisa particular. Pudo al fin, después de sangre, sudor y lágrimas, abrir las puertas de su castillo a su verdadera reina. El reino al fín estaba en paz, y nuestro caballero con su amor correspondido.
La lección de esto es la siguiente: Nada es sencillo, muchas veces para conseguir todo hay que pasar por lo complicado, trabajoso y lento. Con paciencia, dedicación y esfuerzo se consigue todo. Hoy al fin se puede decir...que soy un caballero enamorado.
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